Vacheron Constantin Malte Tourbillon Esqueleto

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Juego de luces y sombras 

Con su modelo Malte tourbillon esqueleto, Vacheron Constantin resuelve una ecuación complicada. Este reloj crea el marco para que una complicación tan difícil como el tourbillon se aloje en el interior de un calibre cien por cien esqueleto. Se trata de una auténtica rareza de la alta relojería, desarrollada y fabricada íntegramente por la manufactura y distinguida con el prestigioso Punzón de Ginebra.   

En Vacheron Constantin, la excelencia técnica y la investigación estilística han ido de la mano desde los orígenes. El primer reloj que Jean-Marc Vacheron fabricó en 1755 ya estaba provisto de un puente de volante esqueleto grabado. Así se emprendió la búsqueda de la transparencia y la ligereza, en la que se perseveró durante años y alcanzó su punto álgido entre 1920 y 1990. Durante este período, proliferaron los calibres esqueleto de relojes de bolsillo y de pulsera, desde los más sencillos hasta los más complicados. Este año, Vacheron Constantin ha elegido el tourbillon, una de las mayores complicaciones de la relojería, para explorar nuevos horizontes en el arte de la fabricación de movimientos esqueleto. 

Un delicadísimo trabajo de relojería
Para que una manufactura sea capaz de desarrollar y fabricar íntegramente un calibre con forma de tonel, debe dominar a las mil maravillas el arte de la relojería mecánica. Dotarlo de una arquitectura esqueleto etérea sin perder la sensación de volumen y jugando brillantemente con las luces y las sombras constituye todo un reto. Esa es la hazaña que ha logrado Vacheron Constantin con su nuevo calibre 2790 SQ, que late en el interior del modelo tourbillon esqueleto de la colección Malte.

Este movimiento es producto de la suma de la experiencia de los mejores relojeros y artesanos de la manufactura. El proceso de concepción, modelización y diseño del calibre les llevó más de 500 horas de trabajo a estos maestros, quienes trataron de conseguir el equilibrio perfecto entre un mecanismo tourbillon totalmente funcional y la estética transparente de un esqueleto. Según el ángulo desde el que se mire el reloj, se aprecia, en las profundidades del calibre, un discreto juego de luces y sombras, acentuado por el efecto tridimensional de la decoración arquitectónica, que es el resultado de un nuevo tipo de grabado artesanal.

Investigación estilística en torno a una estructura geométrica
Las formas geométricas siempre han inspirado a los grandes constructores, arquitectos y artistas, quienes juegan con la luz según la posición del sol o crean pirámides de claroscuros a partir de elementos geométricos básicos dispuestos en varios niveles. Inspirándose en estas obras, Vacheron Constantin ha ideado una decoración arquitectónica original, basada en la forma de un triángulo, que constituye una interpretación única del grabado artesanal. Los artesanos de la manufactura vuelven a hacer gala de su impresionante arte plasmándolo en la superficie de los componentes del calibre 2790 SQ. Mediante una serie de incisiones —en algunos casos de una décima de milímetro— realizadas meticulosamente con el buril, han dibujado unos triángulos diminutos a partir de una serie de líneas rectas que se repiten para crear un efecto tridimensional, antes del estiraje y el biselado manual de las 246 piezas del calibre. Este mosaico geométrico forma una arquitectura distinguida por un juego de luces y sombras que transmite una asombrosa sensación de volumen, intensificada por la estructura etérea de la imponente jaula del tourbillon.
 
El Punzón de Ginebra certifica la excelencia del reloj
La fascinante estructura del calibre 2790 SQ que enmarcada por una caja de platino con forma de tonel, que se adapta al diseño de un mecanismo excepcional con indicación de la fecha y la reserva de marcha. La esfera, de zafiro, al igual que el fondo, está rodeado por un círculo color gris pizarra con unos elegantes índices metálicos. La minutería, a su vez, está pintada, y las indicaciones de la fecha, la reserva de marcha y los segundos están grabadas y entintadas. La jaula del tourbillon gira a las 6 horas sobre una cruz de Malta y arrastra el segundero pequeño. El modelo Malte tourbillon esqueleto luce el prestigioso Punzón de Ginebra, el emblema más distinguido de la alta relojería, que da fe de la calidad y la fiabilidad de un reloj excepcional, fabricado en el cantón de Ginebra.

El arte y la técnica del esqueleto

Un reloj Vacheron Constantin no es un mero objeto de excelencia mecánica que indica la hora, sino una auténtica obra de arte que pone de manifiesto la belleza proveniente de una pericia única, acumulada durante más de 260 años de historia. Desde que fue fundada en 1755, la manufactura se ha servido sistemáticamente de los oficios artesanales ejercidos por expertos artesanos para realzar la belleza de sus creaciones. El grabado artesanal es uno de ellos. Este complicado arte, que requiere una paciencia y una maña excepcionales, se utilizó desde el principio para obtener una ligereza etérea. El primer reloj que Jean-Marc Vacheron fabricó en 1755 ya estaba provisto de un puente de volante esqueleto grabado. La búsqueda de la transparencia prosiguió con unos componentes mecánicos cada vez más delicados y culminó en 1924 con la fabricación del primer calibre cien por cien esqueleto que latía en el interior de un reloj de bolsillo. La manufactura Vacheron Constantin, una antigua maestra en la práctica de esta complicada disciplina, dio rienda suelta a su creatividad y ha ido fabricando cada vez más calibres esqueleto, tanto simples como complicados, guiándose por su inspiración para vincularlos a otras artes e interpretando estas diminutas maravillas tanto en modelos de bolsillo como en relojes de pulsera a partir de los años 60.

No contenta con ser una de las pocas manufacturas capaces de fabricar unos calibres esqueleto tan complicados como los de repetición de minutos, calendario perpetuo y tourbillon, Vacheron Constantin vuelve a poner a prueba los límites de su arte reinventando la técnica propiamente dicha y los códigos estéticos por los que esta se rige. El grabado se va convirtiendo en una escultura, a medida que las líneas rectas se transforman en curvas entrelazadas, y las piezas del reloj se tornan en obras de arte arquitectónicas con unos juegos de luces fascinantes.

La técnica del esqueleto o el arte de
la magia mecánica etérea y transparente
 
La primera y fundamental intervención del relojero
Si bien es cierto que la del esqueleto es de por sí una técnica puramente estética, si la comparamos con un calibre macizo, no hace sino añadir complejidad en cada fase. Todo comienza con un examen exhaustivo del movimiento, que se trabajará todo lo posible para revelar su belleza interior. Esta labor requiere toda la experiencia de los mejores maestros relojeros, pues se debe guardar un delicado equilibrio entre la extracción de la mayor cantidad posible de material y la preservación de la absoluta funcionalidad del calibre. Las fases de conceptualización, diseño y modelización llevan varios cientos de horas, una cifra que puede ser mayor en función del grado de sofisticación del calibre, especialmente por lo que se refiere a las complicaciones.
 
El turno de los artesanos
Una vez que se ha encontrado ese delicado equilibrio, es el turno de los artesanos, quienes dan comienzo a un largo trabajo que requiere paciencia, precisión y rigor. La platina, los puentes, el barrilete y demás piezas mecánicas, ya perforadas y cortadas, ocuparán sus hábiles manos durante docenas de horas, hasta que estén listas para revelar su atractivo nuevo rostro. Los artesanos trabajan a mano cada componente para crear delicados contrastes entre el acabado pulido del biselado que captará la luz y el efecto mate del estiraje manual que realzará el brillo. Esta labor, que ya es complicada de por sí, se ve dificultada por las aberturas curvilíneas y los ángulos internos —algunos de menos de 45º— que Vacheron Constantin tanto utiliza en sus relojes esqueleto y que ninguna máquina podría reproducir.

Al biselado y al estiraje manual le sucede el grabado propiamente dicho. Mediante una serie de incisiones realizadas meticulosamente con el buril, el grabador esculpe el material de cada calibre durante alrededor de una semana para reproducir la original decoración ideada por Vacheron Constantin, que habrá de lucir un exquisito relieve redondeado. La precisión de los gestos —que, en algunos casos, se acerca a la décima de milímetro— y la sensibilidad estética del artesano están perfectamente coordinadas para imprimir un carácter único en cada componente.  

Vuelta a la mesa de trabajo
El montaje y el ajuste de un calibre esqueleto es una tarea especialmente difícil, ya que la pérdida de material que conlleva la técnica del esqueleto provoca algunas deformaciones en las piezas. Por lo tanto, el relojero debe retocarlas una y otra vez hasta que se cerciore de que interactúan de manera impecable. Se trata de un proceso largo, en el que se asegurará de que no hay polvo en los huecos de las superficies y respetará escrupulosamente los requisitos sumamente estrictos impuestos por el Punzón de Ginebra. El relojero dedica una atención especial a cada pieza, particularmente a las biseladas, a fin de garantizar la perfección de su estética y su funcionalidad. Tal perfección vuelve a ponerse a prueba rigurosamente al encajar el movimiento esqueleto, cuya transparencia revela todas las imperfecciones, por muy insignificantes que sean. Mucho antes de que comiencen las eternas pruebas de estanquidad, fiabilidad y precisión, el calibre vuelve varias veces a la mesa de trabajo, hasta que la magia de un movimiento esqueleto magistral empieza a surtir efecto. Como en tantos otros campos, en el sector de la relojería, todo lo excepcional nace de la excelencia y la paciencia. 
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Malte tourbillon esqueleto 
Ref.:  30135/000P-9842  Reloj distinguido con el Punzón de Ginebra  

Calibre

  • 2790 SQ  
  • Desarrollado y manufacturado por Vacheron Constantin  
  • Mecánico, carga manual  
  • 27,37 x 29,30 mm  
  • 6,10 mm de grosor  
  • Aproximadamente 45 horas de reserva de marcha  
  • 2,5 Hz (18.000 alternancias/hora)  
  • 246 piezas
  • 27 rubíes  

Indicaciones

  • Horas  
  • Minutos  
  • Segundero pequeño a las 6 horas en la jaula del tourbillon  
  • Reserva de marcha  
  • Fecha  
  • Tourbillon  

Caja

  • Platino 950  
  • 38,00 x 48,24 mm, 12,73 mm de grosor  
  • Fondo de cristal de zafiro transparente  
  • Estanquidad probada a una presión de 3 bares (aproximadamente 30 metros de profundidad)   

Esfera

  • Parte central: cristal de zafiro, indicaciones grabadas y entintadas  
  • Parte externa: círculo metálico opalino color pizarra, minutería pintada e índices aplicados en metal  

Correa Piel de Alligator mississippiensis negra, cosida a mano, acabado artesanal, escamas cuadradas grandes  

Cierre

  • Triple cierre desplegable de platino 950  
  • Forma de media cruz de Malta, pulida